Como en todos los campos de los negocios, los inversionistas en startups se dividen entre aquellos que lideran y toman la iniciativa y otros que prefieren ser seguidores. Ambos cuentan con la misma información y tienen probablemente las mismas capacidades, pero se diferencian en cuanto a la actitud que toman en su proceso de aprobación de una inversión.
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A algunos les gusta validar sus decisiones con las decisiones de otros. Esta es una estrategia absolutamente razonable, sobre todo cuando el inversionista conoce poco de esta categoría de activos. Hay dos factores principales, la cantidad de inversionistas o porcentaje de la ronda levantada y la identidad de los inversionistas. El primero es un criterio matemático que indica que si hay varios inversionistas ángeles anotados, algo bueno tiene que tener esa startup. El segundo, es que quienes que ya se han comprometido a invertir sean personas percibidas como “conocedoras”.
Es decir, hay que seguir a aquellos que saben del tema. Este comportamiento no es exclusivo de nuestro país o de nuestra región, sino incluso se repite en países en desarrollo. En nuestro mercado todavía no hay suficientes indicadores como para darle a alguien ese sello de calidad, por lo que quienes buscan esa validación lo hacen generalmente con aquellos que han sido más activos.
Luego hay otro tipo de inversionista, que le gusta tomar decisiones de manera más independiente. No significa que no pregunte si alguien más ha invertido o ha rechazado la inversión. Al contrario, le gusta conversar con aquellos que ya tomaron una decisión con respecto a una startup. De esas conversaciones se nutre de otras opiniones o posiciones, pero no es un factor concluyente. Una vez recibido el feedback de otros potenciales inversionistas los toma como una fuente más para su evaluación. No siempre se dan esas oportunidades, pero cuando se dan le añade una motivación especial.
En mi caso me ha pasado con dos startups de las doce en las que he participado hasta ahora de forma directa o indirecta. Con la primera, SpaceAG, me iniciaba como inversionista ángel y de las varias oportunidades que analice me pareció que, a pesar de estar en una etapa muy temprana tenía un potencial muy grande, porque existía un problema muy grande que solucionar en la agricultura latinoamericana. Por supuesto, que la calidad y visión de César Urrutia y Guillermo de Vivanco fue clave para avanzar con más confianza. Varias iteraciones después (donde intervino el Winnipeg Capital Startup Fund) creo que por ahora no me equivoqué.
En el segundo caso , Kurios, afirmé el compromiso de inversión del Winnipeg Capital Startup Fund a pesar que ningún otro inversionista quiso entrar. Los founders, Carlos Lau y Luis Ubillus avanzaran en la generación de contenido a través de bootstrapping. Unos meses después logramos convencer a otros tres inversionistas de completar la primera ronda semilla, en proceso de cierre.
No existe receta correcta para saber cual de las posiciones tomar, pero cada inversionista debe ser consciente cual es la posición que quiere tomar.